Hoy quiero compartir una breve introducción sobre cómo comencé en Kyudo. Como toda principiante, con conocimientos básicos y un largo camino por recorrer, espero que estas palabras sirvan para acercarlos a este arte tan especial, y quizás motivarlos a animarse a probarlo.
Para mí, la arquería siempre fue algo exótico que veía en películas: una actividad medieval totalmente alejada de la realidad. Tanto así que, cuando descubrí que había clases de arquería en Uruguay, fui a probar unos días para experimentar qué se sentía al tirar unas flechas al blanco. Fueron tres días sumamente calurosos; los brazos me dolían del esfuerzo, pero la experiencia fue increíble. ¡Y la recomiendo! Sabía que, tarde o temprano, querría hacer de este deporte parte de mi vida. Sin embargo, no fue hasta años después que una amiga me convenció, sumado a mi interés por la cultura japonesa, a probar Kyudo.
Kyudo es el arte japonés de la arquería y significa “el camino del arco”. Es una parte fundamental de la historia, tradición y cultura japonesa. Desde sus comienzos el arco se utilizó para la caza, la guerra (Kyujutsu), ceremonias, entre otros usos. Pero, hoy en día, al haber perdido su valor como arma de guerra, se ha transformado en una disciplina que, siguiendo el camino del Budo, busca el desarrollo personal. Es un deporte muy completo, que ayuda a mejorar la mente y el espíritu. Y quien entienda, aunque sea un poquito, este sentimiento, o al menos lo intente, podrá lograr disfrutar de todo lo que esta disciplina tiene para ofrecer.
En Kyudo se requiere paciencia. Aunque eventualmente se introduce el equipamiento, los principiantes debemos hacer acopio de paciencia mientras entrenamos la base de la ceremonia (Taihai) antes de empezar a realizar tiros. Por mi mente pasaron pensamientos de “¿Qué tan pronto podré tomar un arco?”, “¿Qué tan pronto podré tener mi propio equipo?”, “¿Qué tan pronto podré tirar al blanco o Makiwara o Mato?”. Pero, a medida que pasaban las clases, notaba la importancia de lo que se me enseñaba y cuán concentrada estaba en intentar absorber todo lo nuevo. que se me explicaba. Esos movimientos nuevos requerían de mi total atención.
Las posturas y movimientos utilizados en Kyudo son algo a lo que no estamos acostumbrados. A eso se le suma la necesidad de estar atentos a nuestro entorno y a nuestros compañeros, ya que la ceremonia requiere de coordinación entre practicantes. Y no olvidemos de acompasar la respiración. Por lo que, tomar el arco y la flecha, se convirtió en la menor de mis preocupaciones.
Paciencia, práctica, caminata, posiciones, saludos, cuerda, gomuyumi. Sin olvidar el respeto y la seguridad: ese es el plan de un principiante, pero vale la pena.
Al día de hoy, aún principiante, ya he comenzado mi torpe aprendizaje con los tres elementos más importantes del equipo de Kyudo: yumi, tsuru y yugake. Preparar el equipo, usarlo, disfrutarlo y ver las cosas a mejorar hace que Kyudo sea un deporte que, en lo personal, transmite paz, crea un desafío, y se convierte en un lugar para uno mismo.
Siendo una persona que nunca ha encontrado un deporte que me motive a continuar en el tiempo, Kyudo se ha convertido en mi actual obsesión y no me he cansado de investigar sobre este arte marcial, disciplina, deporte y gran parte de cultura que es. Les recomiendo animarse a probarlo, conocerlo y disfrutarlo; porque es un deporte que todos pueden practicar.
Por eso y mucho más espero puedan unirse al Camino del Arco.
Unas hermosas opiniones de Kyudokas (inglés):